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En el más esperado libro político durante años, comentarista político del observador jefe, Andrew Rawnsley, dispone de una cuenta dentro de agarre de los gobiernos del Trabajo desde 2001. Ministro Aquí, en exclusiva, un extracto de la final de la fiesta, pinta un cuadro perturbador de una Brown sitiada, torturado y volátiles Gordon en su lucha por hacer frente a ser Primer

Gordon Brown entró en el número 10 de Downing Street el 27 de junio de 2007. De inmediato fue acosado por una serie de crisis, incluyendo intentos de ataques terroristas en Londres y Glasgow, seguido por las inundaciones en extensas zonas de Gran Bretaña y un brote de fiebre aftosa. Su respuesta aparentemente segura a estos eventos que genera una luna de miel con los medios de comunicación. Mientras disfrutaba de aumento de índices en las encuestas de opinión, crecen las especulaciones de que iba a convocar a elecciones generales anticipadas.

La idea de una elección general en otoño se puso en cabeza del primer ministro a finales de julio. El Consejo de Ministros fueron convocados a Chequers justo antes de las vacaciones de verano que ha de darse lo que un ministro recuerda como "una presentación en lugar de sacarina" de Deborah Mattinson, el encuestador personal de Brown. Una vez que el Gabinete se marchó, los asesores más cercanos del primer ministro se reunió con él en la planta baja sala de estar con vistas a motivos guapo de la casa país.

"Se ve fuerte", comentó Spencer Livermore, el director de estrategia política en el número 10. El sondeo privado demostrado que el Consejo de Ministros del Trabajo puso ocho puntos por delante de los Tories, y sugirió que Brown fue visto como un líder superior a David Cameron. Douglas Alexander, el coordinador de campaña, y Sue Nye, secretario político de Brown, acordó los resultados fueron buenos. Livermore continuó: "Usted debe pensar en ir temprano". Brown se quedó pensativo. ¿Te refieres a abril? " , dijo, pensando que su ayudante estaba sugiriendo una elección en la primavera del próximo año. "No", dijo Livermore. "Me refiero a la de otoño." Brown, Alejandro y Nye todos se rieron por la audacia de la idea.

La especulación sobre las elecciones que se sintió alentado por la ventaja cada vez mayor de los laboristas en las encuestas de opinión. En los últimos seis meses de Tony Blair, el trabajo estaba detrás de los tories en la encuesta, todos menos uno. Desde que se trasladó en Brown, del Trabajo estaba por delante en todas las encuestas individuales. En la segunda mitad de julio, el Gobierno golpear o romper la marca psicológicamente importante de 40% por primera vez en dos años.

Brown había "desaparecido de la mesa redonda del gabinete" en la reunión de Chequers, pero "mucha gente seguía escéptico" acerca de una elección anticipada, dice un ministro del gabinete. En esta etapa, Livermore, estaba solo en el círculo íntimo del Primer Ministro en presionar al máximo para el otoño. El retorno del ayudante, de sus vacaciones de agosto, escribió una nota de una lista de los pros y los contras. Brown pasó una copia de la nota a sus aliados en el Gabinete. Ed Balls, estaba fresco, al igual que Ed Miliband. Douglas Alexander estaba creciendo más cálido, el Primer Ministro diciendo: "Hay que mirar esto en serio." Pero no se han examinado adecuadamente por Brown y su equipo durante agosto, en parte debido a la distracción de Northern Rock y en parte porque "Gordon no quería pensar en ello porque era un riesgo". Brown dijo más tarde a su círculo que uno de sus grandes se lamenta "las semanas perdidas". Fue sólo en la primera semana de septiembre que desenterrado y releer la nota de Livermore. Discutió con Alexander, pelotas y Miliband, la forma en que se ocuparía de la cuestión, cuando el trío, que se supone al tanto de los pensamientos más íntimos de Brown, se les preguntó sobre una elección anticipada en entrevistas de pre-conferencia. Ellos fueron sancionados "para que siga funcionando". Porque Brown no había decidido sobre la elección de otoño - aún estaba lejos de ser convencido -, sino "como una forma de jugar con los conservadores. No era la táctica de estrategia", dice un miembro de su círculo íntimo.

Divididos en su propia mente, Brown encontró que el gabinete estaba completamente dividido cuando se discutió de nuevo poco antes de la conferencia. "Algunas personas estaban presentando el argumento como un nuevo Primer Ministro debe buscar un mandato", dice Harriet Harman. "Pero otros se nos recuerda que si tienes una elección en la tarde en el año anterior, se oscurecerá y luego menos gente vote".

Jack Straw, el miembro más antiguo del Gabinete, fue "siempre escépticos acerca de una elección anticipada". Straw dijo a Brown que no valía la pena el riesgo: "Sólo tienes un extra de dos años". También fueron hostiles al Secretario de Salud, Alan Johnson, y el Canciller, Alistair Darling. The Whip Jefe, Geoff Hoon, sostuvo que sería "un desastre" y sostuvo la opinión de que "el voto del Trabajo tendría que haemorrhaged". Ellos formaron un eje que se conoció como "todos viejos".

El círculo íntimo de Brown no podía decidirse por él porque estaban divididos y en flujo. Spencer Livermore, el más caluroso defensor, discutió con Brown que debe anunciar una elección en su discurso ante la conferencia. Douglas Alexander estaba creciendo más optimista. Así que fue Bob Shrum, el consultor político estadounidense que había estado cerca de Brown durante años. Ed Miliband no quedaron convencidos. Ed Balls, estaba empezando a cambiar de opinión, un cambio que se reflejó en el giro sacada por Damian McBride. Sue Nye fue "en un frenesí" acerca de cómo iba a organizar gira de campaña de un líder con tan poca antelación.

Brown estudió minuciosamente todos los signos, la hoja de té o de las entrañas que pueden indicar el estado de ánimo de los electores. En la semana antes de la conferencia, se convirtió en hipnotizados por el consejo por las elecciones, algo normalmente muy por debajo del radar de un Primer Ministro. Los que hablaron con él descubrió que podía recitar de un tirón los detalles de los resultados del Consejo en todo el país. Él sabía exactamente, a décimas de los porcentajes, cómo el trabajo había ganado a expensas de los conservadores en Birmingham y los demócratas liberales en Nuneaton. "Los demócratas liberales perdieron dos escaños durante su semana de conferencia", señaló feliz. Leyó una gran importancia en una victoria del Trabajo sobre los conservadores en Worcester, la ciudad que produjo la cifra electoral icónica de Worcester Mujer. "Un 17% swing!" el Primer Ministro triunfante observado.

Encargó Deborah Mattinson y Stan Greenberg, el encuestador norteamericano que anteriormente trabajó para Tony Blair, para hacer encuestas detalladas en las circunscripciones marginales que determinan los resultados de las elecciones. Los resultados brutos del trabajo de campo se produjo en el sábado 22 de septiembre. Los datos refinados estaba listo para ser presentado a Brown el domingo, el día de apertura de la conferencia en Bournemouth. Reunió a su equipo interno en el Hotel Highcliff, con vistas a la playa de arena de la localidad de Dorset. Se sentaron en una suite que se había convertido en la oficina del Primer Ministro para la semana de la conferencia. Alexander, Livermore, Miliband y Shrum estaban con él en la habitación, como Stan Greenberg dio la presentación en su acento de Nueva York. Que confundió algunos de los presentes por "utilizando la terminología americana". Pero su conclusión titular era bastante claro: el trabajo iba a ganar las elecciones de otoño con una mayoría probable de entre 35 y 45. Brown estaba desconcertado. Esto no era lo que había anticipado. La prensa, las extrapolaciones de crudo se aplican a sus resultados de la encuesta, lo que sugiere que el trabajo se podría hacer mucho más que eso. "Gordon había estado leyendo los periódicos diciendo que había obtener una mayoría de tres cifra", dice uno presente en la sala. Brown mal humor envuelta la reunión diciendo a los encuestadores a salir y "hacer más trabajo".

La casa caliente de la conferencia se convirtió en febril con la especulación. El ambiente electoral se agudizó aún más por la abundante evidencia de que el trabajo era la carretera de pruebas de propaganda de campaña. Saatchi